La alta prevalencia de la patología hace que esté infradiagnosticada, razón por la que la labor preventiva del farmacéutico se vuelve aún más relevante.
La #
queratosisactínica es una lesión premaligna cada vez más frecuente en la oficina de farmacia. Una correcta exploración facilitará su identificación para tratarla, evitando así una posible
derivación a cáncer cutáneo. Sobre ello hablarán
Gema Herrerías, vocal de Dermofarmacia del COF de Sevilla, y
Josep Malvehy, director de la Unidad de Cáncer Cutáneo del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico, de Barcelona, en una de las mesas redondas que están previstas en
Infarma.
Se trata de “tumores cutáneos inducidos por la radiación ultravioleta que pueden progresar a carcinomas escamosos”, declara
Malvehy a CF, y añade que “tendemos a hablar con el paciente de
lesión premaligna para no alarmarlo”. Según cuenta, son pocos los tumores que pueden derivar en un cáncer, “
sólo lo hacen cerca del 5 por ciento”. Sin embargo, la queratosis actínica se asocia a una piel dañada por la acción solar y, por tanto, “puede ser un marcador del cáncer de piel y precursora del mismo tiempo”.
El papel del farmacéutico en la queratosis actínica
Las lesiones poco intensas no son fáciles de identificar, a lo que se suma “el hecho de que existe una nula percepción de riesgo de esta enfermedad y que muchos pacientes las confunden con manchas de envejecimiento si no sangran o duelen”, apunta Herrerías. La vocal considera que el
farmacéutico comunitario, al ser el profesional de salud más accesible, “tiene como responsabilidad promover campañas sanitarias informativas para su detección precoz”. Para que esto sea posible “debe haber una formación adecuada en el reconocimiento de las lesiones”.
Las manifestaciones cutáneas de la queratosis actínica se presentan como
lesiones rosadas, rugosas, ásperas y escamosas”, expone el dermatólogo. Sus formas clínicas van desde lesiones atróficas, hipertróficas, pigmentadas y liquenoides hasta cuerno cutáneo.
Pueden inflamarse produciendo dolor, en esos casos “los pacientes suelen pedir el tratamiento”.
Cuándo derivar
El principal criterio de derivación al médico es la presencia de una o múltiples lesiones en
zonas fotoexpuestas, “como el dorso de la nariz, la frente, mejillas y las orejas”, menciona Herrerías. No obstante, “los hábitos de vestimenta y la diferente climatología entre zonas pueden modificar estas localizaciones”. El perfil de paciente es fundamentalmente
varón, de edad avanzada, de piel blanca, calvo y cuya actividad laboral se ha desarrollado al aire libre.
En cuanto a las terapias son varias: quirúrgicas, destructivas (empleando microgenolíquido) y la fotodinámica, además de los fármacos tópicos de prescripción médica. El
5-fluorouracilo o el diclofenaco en gel son algunos de ellos.
La elección de uno u otro “dependerá de la gravedad y la extensión de las pápulas”, pero también se deben tener en cuenta otros factores, como la independencia del paciente para su
aplicación o la tolerancia hacia los efectos secundarios. Otro factor que puede ser determinante en la elección y al que Malvehy da especial importancia es a “si son financiados y se pueden prescribir o no”.
Una patología infradiagnosticada
Ante la pregunta de si considera que es una enfermedad infradiagnosticada, el médico responde con un rotundo “sí”. Según explica,
“el problema es que es muy prevalente y el volumen de recursos que puede requerir el diagnóstico y el tratamiento de todas las queratosis actínicas de la población es ingente. De hecho,
seguramente sería inasumible”.
Por otro lado, augura que su incidencia
seguirá aumentando en Europa durante las próximas décadas. La razón es, principalmente, “que se siguen dando exposiciones solares crónicas”; y, a pesar de la disposición de mejores herramientas para proteger la piel, “este aumento de casos no se va a modificar excesivamente”. Esto, continúa, “conduce a la necesitad de
diseñar políticas de diagnóstico, tratamiento, prevención y educación para los próximos años, lo cual implica una mayor necesidad de recursos. Hablamos de una necesidad que debería verse cubierta para la poblacion”. Actualmente, al no ser así, “se priorizan aquellos casos de mayor gravedad y riesgo”, concluye.
Fotoprotección
Promover la
fotoprotección, la fotoevitación y la autoexploración para evitar futuras lesiones es deber del farmacéutico, informa Herrerías. “Lo ideal es realizar esta labor durante el día a día de las dispensaciones en el mostrador”, concreta., aunque la labor fundamental consiste en
potenciar la adherencia al tratamiento “informando de su correcta administración, posibles efectos secundarios y cuidados posteriores de las lesiones”.
Según
Malvhey, “la fotorprotección es la piedra angular del tratamiento, por lo que en el caso de pacientes con fármacos fotosensibles
“se debe advertir desde la farmacia que la fotoprotección ha de ser todavía mas estricta. Una vez el paciente comience a aplicar el filtro solar “notará una gran diferencia en sus pápulas”.
fuente:
https://www.correofarmaceutico.com/autocuidado/la-dificil-tarea-de-detectar-la-queratosis-actinica.HTML
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